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Fuerte como el Metal.

Por: Stephania Oliver Mercado.


Desde hace décadas, el metal - en sus muchas variantes - ha deleitado a chicos y grandes. Desde la New Wave of British Heavy Metal (NWOBHM) hasta el nü metal, infinidad de fans hemos sacudido la cabeza al ritmo de riffs, blast beats y guturales. Siempre con la pasión desbordada, siempre con la brutalidad a flor de piel.


En México, este bello género ha mostrado una evolución impresionante en los últimos años. Recuerdo que mi primer concierto de metal fue hace once años; el Foro Sol fue testigo de la primera vez que me deshice el cuello al hacer headbanging al ritmo de Iron Maiden. Y justamente ese día, 24 de febrero de 2008, descubrí las mieles del metal en vivo.


A partir de ese concierto, comencé a integrarme a la escena de metal en la ciudad de México. En ese entonces, el Circo Volador era el recinto por excelencia para eventos de metal internacional. Entre sus paredes vi a bandas como Venom, Sacred Reich y Toxic Holocaust, entre muchas otras.


Por otro lado, el metal nacional no tenía tantas facilidades, ni tanta difusión. Con esto no quiero decir que no hubiera bandas de calidad, al contrario, en nuestro país hay bandas con muchísimo talento que crean música de primerísima calidad. Pero la realidad es que, en ese entonces, la mayoría de “tocadas” con bandas nacionales eran en patios de casas, en escuelas (Prepa Fresno), o en el lobby del Circo Volador. Era algo pequeño, con mucho potencial, pero pequeño.


Foto: Stephania Oliver

Hace casi once años, fui a mi primer festival de metal: el Heavy Metal Circus, en el Circo Volador. Cinco o seis bandas internacionales, todo acomodado en dos escenarios. Después de ese, llegaron el Chas Metal Attack, el Eyescream Metal Fest, el Metal in the Forest (siendo de los primeros conceptos de festival open air en México). Todos con carteles de cinco o seis bandas internacionales, todos en sedes pequeñas.


En esa época, muchos soñábamos al ver los line-ups de Wacken, Hellfest, Maryland Death Fest y otros tantos festivales de metal extranjeros… ¿alguna vez sucedería algo así en el país?


Alrededor de 2010, se empezó a sentir una revolución: algo grande se acercaba. Los festivales crecieron, los recintos cambiaron, el número de bandas incrementó. Sin embargo, fue hace cinco años que el paradigma cambió totalmente. El primer Hell & Heaven (en CDMX) marcó un hito en la evolución en la industria de espectáculos masivos de metal en el país. Encabezado por Kiss, Rob Zombie y Limp Bizkit, dicho festival nos maravilló a muchos. Y de ahí, todo mejoró.


Los conciertos de metal se volvieron cuento de todos los días. Desde el Circo Volador, pasando por el extinto José Cuervo Salón y Palacio de los Deportes, el Foro Sol, la Curva 4 del Autódromo Hermanos Rodríguez y hasta el Centro Dinámico Pegaso, la música extrema tomó posesión de las carteleras de eventos mexicanos.


También, el metal mexicano sufrió una revolución, la escena nacional se empezó a consolidar. Los “toquines” dejaron de realizarse en patios de casas para llegar a recintos más grandes. Bandas nacionales se comenzaron a presentar en escenarios de festivales internacionales exitosamente. Sin embargo, aún faltaba algo más grande por llegar.


Si bien en todos los conciertos de bandas extranjeras, o al menos en la gran mayoría, había espacios para las bandas mexicanas, considero que tiene pocos años que realmente se notó un apoyo real hacia las bandas locales.


Más y mejores conciertos nacionales se empezaron a llevar a cabo. Los fans se dieron a la tarea de conocer mejor a sus bandas, de apoyarles, de darles más amor. Algo muy característico de los metaleros es que somos fieles: te gusta una banda, te casas con una banda. Y estás ahí, al pie del cañón haciendo headbanging, mientras ellos tocan tus canciones favoritas.


Y por fin, la consolidación de la escena nacional llegó. El Domination MX, en su primera edición, contó con la participación de un gran número de bandas mexicanas, todas de gran calidad, todas con un sonido propio. Les abrieron espacio en todos los escenarios: los cinco contaron con la presencia de talento nacional.


Como mencionaba unas líneas arriba, siempre había habido espacio en los conciertos para las bandas locales. Sin embargo, lo que sucedió en la primera edición del Domination yo nunca lo había visto. Escenarios a rebosar de fans apoyando a sus bandas mexicanas favoritas, gritos y vítores hacia sus músicos nacionales favoritos, porras, sonrisas, brincos, mosh pits, walls of death… todo para y por las agrupaciones locales.


Creo que con esto quiero decir que el metal en México está creciendo exponencialmente. Los festivales masivos cada vez son de mejor calidad, con mejores line-ups, con mayor difusión. Y los conciertos locales no se quedan atrás. Me llena de orgullo, de amor, de emoción ver carteles de festivales con puras bandas mexicanas. Me encanta ver como las bandas se apoyan entre sí, como se ayudan entre sí, como se aman entre sí.


Yo sólo espero y anhelo, que esta evolución no pare. Deseo que este cambio no cese, deseo que el metal siga agitando mi cabello y corazón. La música y el arte están para romper fronteras y barreras. Y lo están logrando en el país. Lo están logrando magníficamente.



Dinámica boleto para Muse:


Pregunta 4: ¿Que banda dio su ultima presentación en CDMX en el Domination MX?

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